¿Qué tener en cuenta al escoger un juguete para nuestros pequeños? - Silvia Alonso Cabello

Muy buenas, bienvenidos a este espacio.

Soy Silvia Alonso Cabello, psicopedagoga especialista en la metodología Montessori. Me dedico a acompañar y a formar tanto a padres como a profesores en la pedagogía Montessori en la etapa de 0 a 6 años y, próximamente, también en la etapa de 6 a 12 años. 

Doy cursos online para que todo el mundo que lo desee pueda aplicar este estilo de vida con sus pequeños, desde padres preocupados por el desarrollo y la educación de sus hijos, hasta profesores que desean ir cambiando el sistema educativo, poco a poco. 

Hoy os quiero hablar de un tema muy interesante, que nos preocupa..

 ¿Qué tenemos que tener en cuenta para escoger bien un juguete para nuestros pequeños? 

Lo primero a tener en cuenta es, por supuesto, la seguridad. En ella se basan el 90% de las recomendaciones de juguetes por edad. 

En esta materia, parece que el gran hito se encuentra en los 3 años de edad, de modo que se divide en:

  • Antes de los 3 años = piezas grandes.

  • Después de los 3 años = piezas pequeñas.

Por supuesto, hemos de tener mucho cuidado con los recursos que dejamos a nuestros pequeños y es muy importante que les demos materiales seguros. Igualmente, debemos observar si siguen metiéndose en la boca todo aquello que tienen a su alcance, al margen de que tengan 2 o que tengan 4 años. 

No podemos olvidar que cada niño es diferente, eso hay que tenerlo claro. 

Podemos encontrar juguetes que sobre-estimulan muchísimo a los bebés y que aparecen como recomendados para pequeños de 12 meses. Con frecuencia, estos juguetes tienen multitud de botones, luces, sonidos, etc., para que jueguen los niños, cuando lo que realmente desean ellos es comprender el mundo que les rodea. 

¿Cuántas veces hemos observado que, a pesar de tener montones de juguetes, siempre prefieren el mando de la televisión, nuestras llaves o cualquier objeto real de la casa?  Los niños exploran y utilizan sus sentidos para comprender el mundo que tienen a su alrededor. 

Estos pequeños exploradores son muy hábiles “observando”, pero no son tan buenos “interpretando”.  

Por este motivo, en la primera etapa de la infancia necesitan una gran estimulación sensorial. Captan y comprenden el entorno a través de los sentidos. 

Esa es la razón por la que se meten todo en la boca. Esa es su “principal fuente de información” durante los primeros años. De esa manera, captan la temperatura, la textura, el sabor, etc. Un objeto puede decirnos muchas cosas…¡simplemente chupándolo!

Nosotros -sus padres, profesores, terapeutas, acompañantes, consejeros- debemos aprender a observar a esos pequeños y detectar sus necesidades. 

Un bebé de 8 meses, que está en pleno periodo sensible de "pequeños objetos", no debería utilizar piezas pequeñas que pueda introducirse en la boca, por su seguridad, pero las pequeñas migas de pan son seguras, ¿verdad? Así que, no es todo blanco o negro.

Ya que hemos hecho referencia a los periodos sensibles, quiero comentaros brevemente en qué consisten, ya que el juego y los juguetes resultarán ser una herramienta perfecta para potenciar el aprendizaje y las habilidades de nuestros pequeños. Si aprendemos a identificar los periodos sensibles, sabremos cuál es el juguete adecuado en cada momento. 

 ¿Qué son los periodos sensibles?

Hugo de Vries utilizó este término por primera vez, en 1902, para explicar la teoría de la mutación en insectos. Una larva, que acaba de abrirse a la vida a través de su huevo, se va moviendo hacia la luz (por una sensibilidad a la luz).

En las partes más luminosas de los árboles es donde se encuentran las hojas más tiernas y jóvenes. Estas hojas son perfectas como primer alimento. Cuando pierden esa sensibilidad a la luz, estas larvas se pueden alimentar de hojas más duras y más adecuadas a sus necesidades nutricionales. En este lugar, podrá continuar su desarrollo de una forma óptima.

Aquí se observa claramente que tanto el incremento como la pérdida de esta sensibilidad son esenciales para su supervivencia y el correcto desarrollo. 

Los periodos sensitivos se encuentran en todos los seres vivos. Se denominan así porque son temporales e instintivos.

 

El término de “periodo sensible” fue  utilizado  por  primera  vez  por  la  Dra.  Montessori  en  el  ámbito educativo.

El ser humano va evolucionando gracias a una serie de instintos que le predisponen, en mayor o menor medida, a aprender o desarrollar ciertas habilidades o destrezas. Como hemos dicho, esta capacidad es temporal. Estas "ventanas de oportunidad" se van abriendo o cerrando a lo largo de los 6 primeros años de vida. En cada periodo -que puede durar días, semanas o meses- el niño tiene un interés especial por aprender ciertas cosas. Esas cosas las aprende sin esfuerzo, con una gran concentración e interés, de forma totalmente natural.

Cuando el niño se encuentra en uno de estos periodos, vamos a observar que está interesado en repetir una acción una y otra vez. Se encuentran totalmente concentrados en realizar algo que, aparentemente, no tiene ningún sentido. 

  • Lo que está haciendo el pequeño es, simplemente, perfeccionar su técnica. 

  • Los niños no escogen el ambiente que les rodea, pero sí escogen las actividades que les ayudan a progresar y evolucionar. 

  • Todos, tanto los niños como los adultos, aprendemos a través de la repetición. 

  • A través de la reiteración, la posibilidad de hacer algo se convierte en habilidad. 

Por ello, también se les llama "ventanas de oportunidad", porque siguen un instinto a aprender una necesidad, sin ningún esfuerzo, y es importante que demos los estímulos necesarios a los niños para que las puedan aprovechar. 

Cada niño tendrá su propio principio y fin de cada periodo sensible. De aquí la importancia de que sepamos observar a los pequeños, para que podamos responder individualmente a sus instintos.

¿Qué pasa cuando un periodo sensible muere o termina ¿Qué sucede si no nos damos cuenta?

En los periodos sensibles, como ya hemos visto, el niño trabaja incansablemente en aprender o refinar nuevas habilidades, aprendizajes o, simplemente, desarrollar su cerebro sin apenas esfuerzo. Pero estos periodos  son  etapas  transitorias.

Estos periodos terminan cuando las habilidades son adquiridas y dominadas o cuando, debido a un ambiente pobre o con falta de observación, pasan sin poder desarrollarse adecuadamente. Si pasa un periodo sensible sin desarrollar, todo aquello que antes habrían conseguido hacer de forma natural y sin esfuerzo, les llevará muchísimo más tiempo y dedicación. Además, no se llegará a perfeccionar. 

Es como cuando los adultos intentamos aprender un nuevo idioma. Tenemos que esforzarnos mucho y estudiar. En cambio, aprender un idioma para un menor de 6 años (sobre todo de 3 años) o, incluso, varios idiomas desde su nacimiento se convierte en una tarea fácil y natural.  

Lo mismo sucederá con el movimiento, el orden o lo sensorial. Las habilidades que no han perfeccionado, les costará mucho más tiempo y esfuerzo alcanzarlas. Incluso, a veces, no se llegan a conseguir nunca. Por ello, es tan importante la observación y la existencia de un “ambiente preparado” para el pequeño, del que -si os interesa- podremos hablar en otro artículo.

Pero, ¿no hay una norma o patrón general que sigan todos los niños? 

Evidentemente, hay una serie de juguetes que les suelen interesar a los pequeños, dependiendo de las edades que tengan, por diferentes motivos. Vamos a ver algunos ejemplos.

Entre los 8 meses y los 15 meses suelen pasar por una fase de ansiedad por separación. 

Ejemplo de una caja de permanencia que rota en las cajas de los más pequeños en Play Go Round

Es muy evidente, porque los pequeños se angustian y lloran mucho cuando no ven al “adulto de referencia” (generalmente, la madre) en su campo visual. Esto pasa porque empiezan a comprender que son seres individuales, no extensiones de la madre. 

Además, no entienden el concepto de “pertenencia del objeto”. Es decir que, para ellos, cuando no ven algo es porque no existe.  

Para trabajar este concepto con ellos, podemos utilizar las cajas de permanencia. Las hay de muchos tipos y, además, estamos trabajando otros aspectos fundamentales, como la coordinación óculo-manual, psicomotricidad fina y gruesa, etc.

Desde el nacimiento hasta los 3 años, aproximadamente, no podemos olvidar el movimiento.

Es una necesidad que nace de ellos y que debemos fomentar, reduciendo las barreras que les impiden desarrollar su autoconocimiento del cuerpo, equilibrio, etc. 

La tabla curva la puedes encontrar en las cajas de peques desde los 24 meses.

Existen muchos recursos para ayudarles: desde los rodaris o pelotas pikler (para estimular el gateo) hasta tablas curvas (para trabajar el equilibrio y controlar su cuerpo), pero lo más básico siempre será adaptar el espacio donde se desenvuelven. 

Otro ejemplo claro sería el juego simbólico, alrededor de los 2 años de edad.

Sobre esta edad, aparece un gran interés por los juegos de este tipo, aunque ellos siempre han estado interesados en imitarnos (así es como han aprendido absolutamente todo). 

Algunos de estos juguetes son la cocinita, el maletín de médico, dentista, carpintero… ¡incluso les suelen llamar la atención los disfraces! A mi hijo, por ejemplo, no le gustan nada. Para que veáis que, dentro de las características generales, siempre hay que observar e individualizar. 

Cualquier juguete que imite nuestras tareas del día a día resulta ideal para los más pequeños de la casa (una escoba o fregona, ¡les fascina!).

Los puzles también son un recurso maravilloso

En Play Go Round tenemos muchísimos juguetes que acompañan el juego simbólico desde los 2 años hasta los 6

Como todo, deberíamos ir ampliando la dificultad según veamos que puede suponerles un reto alcanzable:

  • Con los más pequeños empezamos con 2 piezas.

  • Alrededor de los 3 años podrían hacer, aproximadamente, hasta de 12 piezas.

  • Alrededor de los 6 años ya pueden hacer de más de 50 piezas. 

 Pero nunca podemos olvidar que cada niño es diferente.

A los 3 años siguen queriendo investigar el entorno.

A esa edad ya van comprendiendo cómo funciona el entorno y que ellos pueden hacer cosas para modificarlo. Por ello, escoger juegos como kits de exploradores, es un acierto. También se van a empezar a interesar por el conteo, lenguaje, etc. 

 Uno de los materiales estrella también pueden ser las miniaturas o las tarjetas. Nos pueden ayudar muchísimo para trabajar la fonética, el vocabulario o el conteo, y ¡les encantan! 

 Pueden utilizarlas desde muy pequeños para comprender diversos conceptos como los ciclos de vida. 

 También empiezan a dejar atrás una fase más de exploración que, a veces, puede parecernos destructiva. Me refiero a tirar cosas al suelo o destruir construcciones, por ejemplo. Ahora empiezan a interesarse por construir. 

Según van creciendo, especialmente sobre los 6 años, se suelen ir interesando en entender el porqué de las cosas.

Este sería un momento maravilloso para introducir kits de experimentos (aunque experimentos sencillos podemos proponerles desde que son muy pequeños). También les empiezan a estar interesados por el paso del tiempo o el dinero y los juegos de mesa o de rol son una opción maravillosa. 

 Por ello, es importante contar siempre con alguien que nos ayude con la crianza de nuestros pequeños. Crear una tribu, que nos apoye. 

El juego es esencial para su desarrollo y nuestro papel es acompañarlos ofreciéndoles las herramientas necesarias y apropiadas en cada momento.

Nadine, de Play Go Round, nos ofrece un servicio de asesoramiento y acompañamiento con las cajas de juguetes que se diseñan para cada etapa y periodo de desarrollo de los peques.

En cualquier caso, si necesitáis formaros para poder acompañar a vuestros pequeños, ya sean hijos o alumnos, podéis contarme y os intento orientar. En diciembre saldrá la próxima edición de "Educando en Montessori", un curso anual 100% online para padres y profesores que quieren trabajar en casa o adaptar su aula, en la etapa de 0 a 6 años. 

Me podéis encontrar
En Instagram como: @mamaeducativa y @educandoenmontessori

En Facebook con un grupo de Montessori, en el que damos orientaciones básicas para el día a día. Se llama “Montessori para padres”.

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