Opinión experta "El juego y su significado" por Lorena Jiménez Moreno

“Mientras el adulto juega para divertirse, el niño juega para jugar” (F. Tonucci)

El juego forma parte de la vida y del desarrollo de los niños y niñas, eso es un hecho, ¿no es cierto?, pero, cuando hablamos sobre el juego, ¿a qué nos estamos refiriendo exactamente?

Hola, mi nombre es Lorena Jiménez Moreno, soy educadora y maestra de Educación Infantil y Madre de día. Hoy vengo a hablar del juego, de su relevancia en la infancia y de qué tipo de acompañamiento es el más favorable para el desarrollo de los más pequeños/as.

Bien, Anna Tardos, conocida psicóloga y directora del Instituto Pikler-Lóczy, afirma que el juego cumple diferentes funciones en la vida del niño/a. Esto es debido a que durante el juego, el infante está activo y, por lo tanto, satisface su deseo de movimiento y acción.

El juego enriquece sus conocimientos y sus experiencias. Mientras juega descubre las propiedades de los objetos que le rodean y aprende lo que puede hacer con ellos.

Además, el juego le ofrece la posibilidad de resolver sus tensiones internas; desarrolla su imaginación, le ayuda a observar, le permite conocer la vida de los adultos y su actividad, ejercitarla e incluso probarla.

Pero para que el juego se desarrolle de una manera sana, natural y plena, debemos considerar algunas condiciones necesarias y relevantes:

  • Primero de todo, el niño/a debe sentirse seguro. Esto sucede cuando el pequeño/a tiene todas sus necesidades (emocionales, cognitivas, físicas, sociales…) cubiertas, es entonces cuando puede centrar su atención y energía en un juego placentero y significativo.

  • Seguidamente, debe tener la suficiente libertad de movimiento en el espacio. La posibilidad de desplazarse en libertad y de poder elegir el lugar y el objeto o material con el que jugar, le ayudan a potenciar su capacidad de decisión y su autonomía, con la posibilidad de dejar un juego y empezar otro o retirarse a descansar.

  • Otro aspecto importante y que no puede faltar es el tiempo. Debe tener el suficiente para poder expresar lo que siente, poder marcarse metas e intentar conseguirlas, tener la posibilidad de emplear el material de todas las maneras posibles que se le ocurran y/o que le ayude a satisfacer la etapa de descubrimiento por la que esté pasando en cada momento.

  • Por último, la variedad de juguetes y materiales, juegan un papel importantísimo en la actividad del niño/a, ya que favorece en su enriquecimiento y estimulación. La diversidad entre ellos y su cantidad, son responsabilidad del adulto. Por lo que, un espacio organizado y bien abastecido de materiales y objetos, que se encuentren a su alcance y sean apropiados, para el momento evolutivo en el que se encuentre cada infante, le ayudarán a adquirir nuevos aprendizajes.

Descubre cómo puedes ofrecerles la variedad que necesitan con una sola propuesta de acompañamiento en el juego. Agenda una llamada con un asesor de Play Go Round.

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De este modo, dichos materiales deben ir cambiando en el tiempo, pues el niño/a en función de que vaya alcanzando diversos objetivos con éxito, necesitará de nuevos y estimulantes retos. Lo cierto es que, cada material genera un aprendizaje, da información a través del olor, tacto, forma, peso, grosor, color…. Cada objeto enseña qué propiedades ofrece a nivel cognitivo, físico, lingüistico, matemático, etc., para que el niño/a pueda abastecer sus necesidades e intereses, sobre lo que es capaz de hacer; adquiriendo nuevas habilidades que necesitará para alcanzar otras distintas en el futuro.

Una cosa que nos enseña la infancia, es que su crecimiento no es lineal, sino ascendente, lo que significa que su juego y el interés por los materiales va cambiando; porque una vez alcanzado el reto, necesita más, teniendo así, que seguir incluyendo, constantemente, juguetes y materiales.

Algo que al adulto puede generarle pesadez, no sólo por el gasto económico, sino por el consumo de espacio que genera tanto juguete en casa.

Por otro lado, y siguiendo con el tema del juego y su importancia en la infancia, para Anna Tardos, el juego es una actividad espontánea fruto de una motivación interior. Es una actividad que le sale (al niño/a) de manera natural, convirtiéndose en su vía para el conocimiento y el acercamiento del mundo que le rodea, de sus capacidades y limitaciones, de los objetos y los materiales que están a su disposición y que le informan de cómo es el mundo y de lo que es capaz de hacer en él. Por eso, yo te pregunto: ¿Debemos enseñar al niño/a a jugar?

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Realmente no. De lo único que podemos estar seguros es de que el niño/a llega al mundo con la capacidad infinita de moverse y de alcanzar aquellas metas que se proponga. Con el juego es como se llega a esas metas, de la mano de un entorno rico en material diverso y con un mobiliario que facilite la libre circulación y movimiento.

En el caso de intervenir o de enseñarle a jugar, provocaría una disminución en su motivación, interés y con ello, en su aprendizaje, pues no experimentaría esa sensación de satisfacción y emoción al conquistar un objetivo o al hallar una habilidad, que no conocía, por sí sólo/a; empobreciendo y limitando su juego y por ende, el descubrimiento que éste le proporciona.

Por lo tanto, no es necesario ni recomendable, interferir en el juego del niño/a, no debemos corregir lo que hace, interrumpiendo su investigación, su momento de exploración, su juego.

Como acompañante en la infancia, el adulto acompaña, guía y atiende a los más pequeños/as cuando lo necesitan, ofreciéndoles materiales que puedan ser de su interés y generar nuevos descubrimientos. De esta manera, durante el juego, el adulto debe estar disponible para dar consuelo al que lo necesita, sostener un material y/o ayudar a aquel que lo pide, dar un objeto que se haya caído o recoger aquellos materiales que ya no se estén utilizando, para mantener así el orden y la calma en el hogar.

En definitiva, el juego es el trabajo de la infancia. Es la vía más sencilla y satisfactoria para conocer el mundo y quienes son ellos/as en todos los contextos de su vida.

Para terminar, y haciendo hincapié a la importancia de la infancia y a su acompañamiento, mi labor como madre de día, es justamente ese, el de acompañar a niños y niñas de entre 4 meses y 3 años, proporcionándoles un espacio adecuado y adaptado a sus necesidades y procesos de aprendizaje, concretamente en mi hogar, donde el juego y la libertad de movimiento se llevan a cabo cada día. A su vez, se les ofrece materiales y espacios que favorecen a su libre circulación; con un acompañamiento sano y una presencia constante para cubrir sus demandas en todo momento, desde una mirada respetuosa y consciente de sus capacidades y desarrollo.

Esta labor tiene nombre y apellidos, es una alternativa educativa que lucha por ser cada día más visible. Para ello, diversas madres de día de toda Andalucía, fundaron la Asociación de Madres y Padres de día de Andalucía en la que, actualmente, formamos parte más de una treintena de profesionales de la educación.

Apostamos por esta mirada de la infancia, por esta manera de acompañar, de cuidar, de colmar y guiar a los más pequeños/as en su desarrollo y crecimiento; porque creemos en una educación y crianza donde no hay prisa, donde el niño/a es el protagonista, donde podemos llegar a todos/as, para que se sientan escuchados, atendidos, queridos y cuidados, porque creemos que es lo que la infancia se merece.

En conclusión, existen muchas maneras de acompañar, muchas manera de comunicar y de compartir nuestras vidas con la infancia, pero desde este colectivo apostamos por el respeto, la comprensión, la empatía del otro y la de uno mismo/a y sobre todo por el juego libre y espontáneo, con el fin de generar en ellos/as unas bases sólidas que les ayuden a ser personas felices.

Conoce más a Lorena aquí o si te gusta instagram sigue su perfil @lorenajm_crainzarespetuosa


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